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Asistencia Psicológica y Salud Mental

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¿Te sonrojas?
eritrofobia
La eritrofobia es el miedo a ruborizarse. La persona que se ruboriza reacciona negativamente, sintiéndose avergonzada por ello. Esto hace que su ansiedad aumente, y que pueda provocar un mayor rubor. De este modo, puede tener miedo de verse en situaciones en las que previamente ya se ha ruborizado.
Ser el centro de atención de los demás puede desencadenar el rubor facial, incluso aunque no se trate de una atención negativa por parte de los demás. Ser el centro de atención pone a una persona bajo la mirada de los demás, y esta mirada puede volverse crítica, rechazadora o humillante.
Por lo general, el rubor facial ha comenzado en la infancia o la adolescencia, edad en la que es frecuente ser objeto de burlas cuando los demás observan el enrojecimiento de la cara. Esto hace que la persona se sienta avergonzada y humillada y perciba el rubor de un modo especialmente negativo, como fuente de desprecio y rechazo por parte de los demás.
En los últimos tiempos se habló de “curar” la eritrofobia mediante una operación. La cirugía denominada “Simpaticotomía Torácica Endoscópica” comenzó a utilizarse desde mediados de 1990 para el tratamiento de la Fobia Social. La práctica consiste en abrir un orificio en el tórax y colocar un clip en el nervio simpático de suerte que disminuya el flujo de irrigación sanguínea hacia la cara.
Es un procedimiento radical, pues además de los riesgos inevitables que como toda operación conlleva, acarrea el peligro de alterar la irrigación necesaria de otros órganos y la producción de hemorragias. Ni mencionar si el paciente tuviera alguna afección cardíaca o pulmonar en cuyos casos sería impracticable.




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Todos buscamos ser reconocidos, tener miles de amigos que confirmen que importamos. La lucha entre un yo que oscila por esconderse o exhibirse para defender su subjetividad, es parte del secreto del sÃntoma de nuestro tiempo.
Diana Sahovaler
El peso de lo traumático es aplastante e inversamente proporcional a la debilidad del ser humano. Lo que queda sin "ligadura" desvanece al sujeto.
Sigmund Freud
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ANOREXIA INFANTIL
El Miedo irreal a la Comida

El apetito es el impulso instintivo que nos lleva a satisfacer deseos y necesidades y la anorexia es el rechazo de éste, producida por un miedo irreal a ganar peso y una imagen equivocada sobre el propio cuerpo. Al principio se creyó que esta enfermedad era exclusiva del género femenino pero son abundantes también los casos en los varones.
La anorexia infantil puede empezar en cualquier etapa de la infancia, sobre todo en escolares y adolescentes, y es frecuente en hermanos o hijos de personas anoréxicas u obesas, o de padres muy exigentes y perfeccionistas.
La influencia de los medios de comunicación y las redes sociales han desempeñado un papel determinante en el origen de este trastorno en desde la niñez.
Las Causas pueden ser de origen:
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1- Psicológico: sobre todo cuando hay una relación conflictiva con la madre o cuando la madre o alguna otra persona de la familia también es anoréxica ya que los niños suelen imitar estas conductas.
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2- Orgánico: debido a una enfermedad subyacente que provoca inapetencia.
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3- Funcional: una alteración en el desarrollo de los hábitos alimentarios.
Primeras Manifestaciones:
Dolores abdominales, vómitos, escenas emocionales, morderse las uñas, tartamudeo, enuresis (incontinencia urinaria).
El tratamiento típico se basa en la terapia individual y de familia. Medicamentos psiquiátricos, grupos de apoyo, o terapias informativas sobre nutrición.
Hay que desalentar la idea errónea de que una dieta en particular o llegar a tener un peso y talla particular lleva automáticamente a la felicidad y a la plenitud. Si crees que tu hijo o hija padece de Trastorno de la Conducta Alimentaria expresa tu preocupación de una manera franca y cuidadosa. Sutilmente pero con firmeza busque ayuda profesional.
Es importante hacer de la hora de comer un momento de felicidad y de comunicación en la familia. Ser tolerantes con determinadas incorrecciones en cuanto a modales y conductas. Respetar al niño o al adolescente como verdaderos seres humanos. Demostrar siempre que alimentarse es una necesidad vital para mantenernos saludables. Hacer vivir a nuestros hijos una vida feliz en la que sus emociones estén acordes a su edad y temperamento.